Chávez pelea hasta el último voto
Gijón, 15 de febrero de 2009
Casi diecisiete millones de venezolanos están convocados hoy a las urnas para pronunciarse, por segunda vez en poco más de un año, sobre la reelección de los cargos públicos. Ayer disfrutaban de una jornada de reflexión atípica que coincidió con un día de San Valentín sin alcohol. Al igual que sucede en muchos países del continente americano, impera la ley seca desde el viernes, cuando comenzaron a distribuir el material electoral en las más de 34.000 mesas instaladas en el país. El Gobierno decretó día festivo. Así ningún funcionario tendrá excusas. Por su parte, la Cámara Venezolana de Centros Comerciales dejó en manos de los propietarios la decisión de abrir o cerrar sus locales.
El presidente Hugo Chávez pidió a sus simpatizantes «echar el resto en las horas que quedan» y no celebrar el sábado para estar frescos desde temprano en los colegios electorales. A cambio ofreció «una semana del amor» después de que «derrotemos a los escuálidos en las mesas y en las calles». En los actos de cierre de campaña, el jefe del Estado apeló a sus seguidores, la mayoría de sectores pobres urbanos y en zonas rurales: «Sabes que yo, Hugo Chávez, lo que soy es un humilde soldado. Y yo vivo para ti y vivo por ti. Yo no te fallaré; no me falles el domingo». Para facilitar la asistencia, los colegios abrirán hasta las 6 de la tarde, (medianoche española), dos horas más que en anteriores ocasiones.
Chávez, que acaba de cumplir diez años en el poder, aseguró que reconocerá el resultado. Pero trata de asegurar la victoria. Ha desplegado cientos de miles de activistas, «patrulleros» los llaman, para ir de puerta en puerta conociendo a los votantes. Hoy estarán en sus colegios respectivos asegurándose de que el grupo de electores de los que son responsables no fallen.
En una reciente reunión de gabinete argumentó que «es obligatorio para la revolución garantizar una amplia victoria para evitar que la oposición hable de fraude». La mayoría de las empresas de sondeos ven un resultado muy reñido en torno al 50%, pero aseguran que no habrá fraude.
También los estudiantes, que han vuelto a poner la cara por la desunida oposición, harán guardias en los centros de votación para vigilar posibles irregularidades. En la última semana, el Gobierno les prohibió hacer marchas masivas y tuvieron que concentrarse en parques y plazas y distribuir la propaganda en las bocas de los metros y en andenes. La oposición insiste en que «no es no» porque en diciembre de 2007 ya se rechazó la reelección indefinida, y que no quieren «un presidente eterno».